Año 2000. Guadálix de la Sierra, Madrid. Da comienzo a un programa o experimento sociológico al que bautizaron como Gran Hermano, donde un grupo de frikis personas completamente diferentes entre sí conviven varias semanas.
Lógicamente los conflictos, estrategias, pactos, traiciones, "amistad" y "amor" surjen (los dos últimos van entre comillas porque no es suficiente el tiempo que transcurre para que esos sentimientos sean reales, aunque se empeñen en decir que es que "dentro de la casa todo se magnifica"). Sí, ya.

Estamos ya en el año 2015 y este reality sigue en antena, en varias versiones: está el Gran Hermano anónimo, para el que se convocan cástings masivos en discotecas u otros lugares; Gran Hermano Vip, que van al menos dos, y en los cuáles los famosos se cuentan con los dedos de una mano; y Gran Hermano El Reencuentro, en el que juntaron ex grandes hermanos que en sus ediciones tuvieron conflictos para ver si se mataban en directo los solucionaban. Es que es verdad eso de que somos el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, o dos mil en este caso.
Lo próximo yo creo que va a ser Gran Hermano Ganadores, donde participen los ganadores de todas las ediciones y se proclame al campeón de los campeones, que eso para ellos debe ser la polla increíble.
A lo largo de todas las ediciones han quedado en nuestras memorias frases célebres de los personajes que han habitado la casa, como aquella de "¿quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?¿Quién?"; la de los papeles de la paella (sigue sin resolverse el misterio de a qué se refería exactamente cuándo preguntaba "¿dónde están los papeles de la paella?"); la pronunciada por la legionaria más ordinaria del país, esa de "si me quiero tirar un pedo aquí, me lo tiro, si me lo quiero tirar allí, me lo tiro" (cuánta finura y sutilidad, qué grandeza lingüística, qué dominio del idioma, no sé cómo no tiene un sillón ya en la RAE); "te meto dos yoyas que te van a temblar las orejas" (Carlos El Yoyas, el más pacífico de todas las ediciones como se puede observar); Indhira tras una pelea con otra chica: "¿ Y qué hago, Súper? ¿La cojo de los pelos y la arrastro por toda la casa?" (así, con diplomacia y demostrando educación. Antes o después de pronunciar estas palabras, no recuerdo en qué momento, le tiró a su rival un vaso de agua a la cara); "Dios, ¿por qué me hiciste tan diferente?" "Porque Aída es/ está..." (la inolvidable Aída Nízar, la más follonera con diferencia y la única persona capaz de hablar de sí misma en tercera persona). Y de la última edición, Gran Hermano Vip:
"Pones en google Sálvame y salgo yo" (Belén Esteban explicando donde trabaja); "¡hasta nunqui!" (Ylenia a Ares cuando la despidieron; a la semana salió ella expulsada, cosas de la vida); discusión Ylenia-Ares (más o menos fue así):
-Vas a ser reportera desde tu puta casa.
-Ya te haré una entrevista.
-No, a mi desde luego no.
-Yo no pienso cambiar nunca.
-Pues qué putada.
Algunas de estas mentes pensantes que todos (sí, todos) hemos visto alguna vez en la pequeña pantalla:
Algunas de estas mentes pensantes que todos (sí, todos) hemos visto alguna vez en la pequeña pantalla:
| Coman, el concursante que entró el primer día en bolas porque venía de otro programa que iban de esa guisa. |
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| Nuria no sé qué, alias Fresita. Más tonta y no nace. |
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| Bea La Legionaria. Con ese carácter cualquiera le lleva la contraria en la legión. |
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| Ylenia, choni de Benidorm. "¡Vámonos!", "Tiki tiki" o "Hasta nunqui" son sus frases. |
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| Inma, paisana mía, discretísima como se ve. En persona entre la pinta y su altura parece un travesti muy hortera. |
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| Chiqui, personaje donde los haya que se cree muy sexy |
| Belén Esteban con un ojo mirando a Málaga y otro a Bilbao: "Así me paso el día y cobro más que toda la audiencia junta". |
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| Aída Nízar planificando su siguiente intervención en la tele. "¿A quién insultará Aída esta noche?" |
Podría seguir con las fotografías, pero es que van como dieciséis ediciones del programa y serían demasiadas. Lo que la mayoría tiene en común es que hacen gala de un bajo nivel cultural del que se enorgullecen porque les vale para acudir a diferentes programas de la cadena, previo pago de una gran suma, entrevistas importantes a nivel nacional, reconocimiento, fama, bolos... Pero, ¿por qué gran parte de su audiencia no son, ni por asomo, así, si no gente trabajadora, con o sin formación superior, o estudiantes? Por entretenimiento: llegamos a casa y queremos que nos distraigan y no pensar demasiado en problemas cotidianos, laborales, exámenes, con conocidos, etcétera. Es por ello que vemos este y otros programas de similar calibre, en los que hay gente que ni nos aporta nada ni con la que nos sentimos identificados, con la que ni siquiera trataríamos en la vida real, la mayoría de nosotros los evitaríamos, pero de alguna forma nos divierten y nos proporcionan compañía en un momento que igual la necesitamos.
Ya se ha abierto el casting para la siguiente edición, la decimosexta (somos el país que más ediciones del formato ha tenido). ¿Cuántas más habrá? ¿Hasta cuándo tendrá audiencia? ¿Hasta cuándo será un producto rentable? ¿Acabará corriendo la misma suerte que Operación Triunfo, líder de audiencia en sus primeras ediciones que poco a poco llegó al más absoluto de los fracasos y posterior cancelación?






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